El antiguo convento de Trinitarios fue fundado en 1678 por Pascual Sánchez en un edificio pequeño e insuficiente, por lo que hacia el año 1680 lo permutaron por unos terrenos junto a la plaza y allí edificaron uno nuevo; el que habitaron hasta la exclaustración, de él sólo quedan las ruinas. Francisco Asenjo Barbieri fue lego en él durante tres años.